lunes, 9 de abril de 2012

EL DESVÍO A SANTIAGO, DE CEES NOOTEBOOM


Otra vez el Camino. Pero sólo de perfil, como coartada, como pretexto para consumar un largo viaje y alumbrar un estupendo libro con la crónica del mismo. No sólo es un viaje por la gran Ruta. No es un peregrino el caminante, es un gran escritor viajero. Es un recorrido lleno de desvíos, de caminos alternativos, peinando nuestra geografía y apurando mil rincones. Y no es sólo el relato de una excursión turística, ni mucho menos. Es una reflexión sobre nuestro país y nuestra gente, una profunda disertación sobre nuestra Historia, un relato de experiencias y sensaciones, una completa guía artística, un libro denso, deslumbrante, culto.

Nooteboom es un holandés inquieto y erudito que confiesa su amor por España y lo demuestra. Sabe todo de nosotros, ha visto, leído y visitado todo, para poder pensar y escribir con propiedad de una España “… brutal, anárquica, egocéntrica, cruel.”

Al final, tras serpentear por pueblos y ciudades, llega a Santiago, sí. Pero no como destino de nada ni atrapado por su fervor apostólico, sino como justificación de un trayecto que debe tener un norte, un límite pre-fijado. Todo itinerario ha de tener una meta. Y qué mejor remate para un fascinante viaje que el lugar simbólico de Compostela, la ciudad que “….cuando llueve, brilla y vive”. Y es que algunos lugares tienen eso “una magia a través de la cual participas del pensamiento de otros hombres desconocidos…” que pasaron antes por allí.

¿PUEDE UN CRÁPULA ESCRIBIR BIEN?, DE VÍCTOR MORENO


Un librito agita nuestras dudas y nos sirve de reflexión. No es más que un breve ensayo del audaz crítico Víctor Moreno sobre si un mal bicho puede o no ser un gran escritor. Tal vez la pregunta sólo daba para un largo artículo, pero él estiró el tema hasta un libro corto. Aún así, se agradece el esfuerzo de dilatación porque ello le da pie para incluir ejemplos, atizar con valentía e ironizar. Se plantea, para empezar: ¿qué es un crápula, aquel que no coincide con nuestras ideas, lo fueron o lo son Handke, Quevedo, Baroja, Faulkner…? Otro dilema que extraña: ¿porqué esto se cuestiona sólo con escritores y no con otros artistas, pintores o músicos? Y repasa entonces tópicos, tradiciones y mentiras “propias” del oficio de escritor, que pueden ser la clave de tal peculiaridad.

Segunda parte del libro, que titula Ideología y escritura: habla de la manía de encuadrar a los escritores ideológicamente, pero ¿y los epicenos, los equidistantes, los ambiguos que no se significan? ¿y esa obsesión por distinguir entre autores más o menos comprometidos? Al fin, concluye que los valores éticos pueden estar por encima de otros, pero que los estéticos no se invalidan por carecer de aquellos otros morales. Y un canalla puede escribir como los ángeles, aunque nos repugne: “De ahí que cualquiera, hasta el más granuja, puede escribir bien, sea hijoputa o carmelita descalzo, un voyeur como Proust o un pornógrafo como el poeta Larkins”. Es más –asegura Moreno- los escritores geniales, si bien se piensa, suelen darse sobre todo entre los crápulas.

Finalmente el lector decide, pero para la literatura poco importa que un escritor sea un buen ciudadano. “Ni Chesterton, que es un santo para muchos meapilas como De Prada, pasará a la historia por ser mejor escritor, por ejemplo, que Céline”.