sábado, 23 de octubre de 2010

LAS AVENTURAS DEL BUEN SOLDADO SVEJK, DE JAROSLAV HASEK




Bienaventurados los pobres de espíritu porque etcétera. ¿Qué les depara el sermón de la montaña a los sencillamente tontos? El buen súbdito Svejik, indignado como cualquier patriota de la olla podrida austro-húngara ante el magnicidio de Sarajevo
(estamos en 1914) se convierte en el buen soldado Svejk. Conocido es el lacerante retruécano de Unamuno. El orondo Svejk, a buen seguro onanista, y unamunista sin saberlo, jura obedecer las órdenes de sus patilludos oficiales hasta la última consecuencia. Y tamaña determinación desesperará a sargentos moravos, tenientes tiroleses, tal vez algún gris cabo austríaco de bigote a lo Chaplin... Siempre nos quedará la duda, a lo largo de los centenares de páginas de esta particularísima Anábasis, de si el checo borrachín y bonachón es imbécil o sólo lo finge. Y viéndolo en acción, convertido en un entrañable paladín del escaqueo, o tal vez en el arquetipo de la haraganería simpática, nos invade la nostalgia. Por favor, recuerden su mili con cariño antes de que se convierta en un concepto tan de comienzos del siglo pasado como el Imperio austro-húngaro y el miriñaque.

sábado, 16 de octubre de 2010

EJERCICIOS DE ESTILO, DE RAYMOND QUENEAU



El stylos era el punzón con que los escolares de la Antigüedad clásica se adiestraban en la escritura. De humilde útil de aprendizaje pasó a referirse al rasgo que individualiza un escritor: por eso se habla de estilo Proust, estilo Borges, etcétera.

Entre ambas acepciones del término media un abismo y Queneau lo franquea 99 veces, tal vez con las manos en los bolsillos y silbando un vals musette. El doctor (por lo de docto) Queneau repite una anécdota básica (que no low cost)tres veces treinta y tres veces. En cada una de ellas creemos estar ante un autor diferente: latinizante o postmoderno, barriobajero o decadente, prosaico o lírico, racional o chiflado, pero a menudo hilarante. Ríase usted de personalidades múltiples: Queneau asume, santa locura, más de las que usted y yo podríamos imaginar después de pimplarnos una botella de pastis.

Y para echarle más leña al fuego, atrévase a jugar al juego de las diferencias: no hay dos traducciones que se parezcan. Malditos traductores. Poliedrismo puro y duro como antídoto ante el pensamiento único, los autores de una sola frase y los actores de una sola mueca.

martes, 12 de octubre de 2010

HOJAS DE MADRID CON LA GALERNA, DE BLAS DE OTERO


En el poeta vasco fue primero la poesía social y el compromiso histórico de lucha contra la dictadura (Pido la paz y la palabra, etc) pero al final de su vida concibió estos poemas últimos, más sosegados, más meditados y llenos de humanidad. Trescientos poemas, muchos inéditos, que hablan de lo cotidiano, del hombre, del amor y la muerte, de ciudades (La Habana, París, Bilbao, Madrid…) y experiencias en sus viajes, de los acontecimientos del momento, de sus admirados fray Luis, Quevedo, Machado, Neruda…. Algunas composiciones hablan hasta de sus mascotas.

Blas de Otero combina en este libro estética y pensamiento, sensibilidad y conciencia de su tiempo, creación artística y experiencia personal, pero ya no manda tanto la poesía social de su primera época sino una poesía integral, más humana, que incorpora lo cotidiano al tema poético, incorpora al hombre y sus relaciones con el mundo. Y resulta una poesía llena de vitalismo e intimidad. Y se disfruta mucho con ella. Y el poeta brilla igual en sonetos que en el verso libre. Y se diría que en la forma hay mucho de César Vallejo:

“Hay que vivir, Blas de Otero, tienes que seguir viviendo / para enredarte en el aire, para laminarte al sol…”
“En una clínica. / Recién operado en una clínica, / fumo, me peino, pienso / en nada…”
“Pasa un obrero, un niño, una muchacha / con un pañuelo blanco, pasa un taxi…”
“Cuando yo muera, continuarán saliendo los periódicos, publicándose mis libros, repartiéndose el correo…”

(¿no hay mucha influencia del Vallejo de Trilce y Poemas Humanos?)

MUNDINOVI, DE MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ


Aunque se nutre de los primeros textos del autor, ya están en este libro las líneas de sus escritos posteriores: dietarios, lecturas y relecturas, anotaciones, pensamientos, escrituras y reescrituras, memoria y opinión, misceláneas, horas de trabajo y seguramente de contemplación. Todo ello abarca esta selección de artículos sobre personajes o hechos cotidianos que en su día interesaron al autor y que en el momento de recopilarlos quizá ya no le interesaban tanto; por eso subtitula el libro Gazeta de pasos perdidos.

Sánchez-Ostiz es un celebrado escritor –más escogido que multitudinario- prolífico y polifacético, o como diría cierto pedantuelo deportista, multidisciplinar. Ha tocado todos los palos (novela, poesía, ensayo, artículos) pero es en los diarios donde muestra mejor su magisterio.

Aquí, es verdad, se empeña en un ejercicio más esteticista que íntimo, al contrario que en sus dietarios posteriores. Eso y la falta de cronología convierten el libro en raro y fragmentario, por lo que su destino habrá sido o será sin duda las librerías de viejo a las que precisamente glosa en un capítulo: “Regresan, otoñales, los libreros de viejo a ofrecer su abigarrada mercancía que, en ocasiones, parece rescatada de un olvidado naufragio”.

En cualquier caso, se encuentre donde se encuentre el libro, sencilla y exquisita literatura.

sábado, 9 de octubre de 2010

LA SEMILLA INMORTAL, DE JORDI BALLÓ Y XAVIER PÉREZ


Nada nuevo bajo el sol, advierte el adagio, viejo como el mundo. La lectura de este amenísimo ensayo, sin embargo, apellidado Los argumentos universales en el cine, profundiza aún más en la herida.

Los autores demuestran con profusión de ejemplos la continuidad y la conexión existentes entre los mitos clásicos y judeocristianos (las semillas del título) y el séptimo arte. La historia que funciona en la pantalla es porque, conscientemente o no, se apoya en un argumento que ha dejado huella en nuestra cultura. Consecuentemente, la voz que la cuenta no hace más que actualizarla. Ése sí que es el cuento de nunca acabar.

Resulta impagable descubrir, en el sentido etimológico, que películas aparentemente tan alejadas entre sí como las de Indiana Jones y de James Bond, las road movies o incluso El halcón maltés y 2001: una odisea en el espacio son actualizaciones del mito de Jasón y los argonautas. O que los filmes del Far West, verdadera épica americana del siglo XX, beba de la Eneida.

Aviso a navegantes, entre los cuales nos incluimos: constaten de una vez por favor que, por más que se afanen, todo está (literalmente) dicho. Y si no son, no somos, capaces de una voz creíble, planteémonos la alternativa del silencio.

domingo, 3 de octubre de 2010

FAHRENHEIT 451, DE RAY BRADBURY



Una ficción científica (verdadera traducción de science fiction, según el filólogo Adrados) que data de mucho antes de la pretendida muerte anunciada del libro impreso a manos del e-book.

En un futuro que tal vez sea el nuestro los bomberos no extinguen incendios, sino que atienden otro tipo de alarmas. El gobierno, concienciado del peligro y la infelicidad resultantes de la ficción novelesca y del pensamiento impreso (ni nadie habla así ni hay un acuerdo unánime para remitirse a la realidad), prohíbe la tenencia, el comercio y el consumo de libros. La purificación de los delitos relacionados con la letra impresa sólo puede llegar con el fuego, público y ejemplarizante, administrado por el probo cuerpo de bomberos.

Montag es el bombero ejemplar que no cuestiona el orden vigente hasta que conoce a una mujer muy diferente de la suya, que le inocula el virus de la duda. La señora Montag, sin embargo, cumple todas las exigencias del buen ciudadano: seguimiento fiel de la televisión, consumo moderado de drogas, nulo ejercicio del raciocinio y repugnancia ante los libros.

En una intervención poco heroica, Montag se horroriza de que una anciana prefiera arder con su biblioteca. Para entender su sacrificio, el bombero roba un libro que interpreta con dificultad. Luego, producto del encuentro con otras voces, vendrán más y, como era previsible, la denuncia de su propia mujer. Nobleza obliga.

La Historia nos enseña que la quema de libros es el paso previo a la inmolación de personas, léase autos de fe, Kristallnacht o fanáticos de la Biblia y del revólver más propios de un episodio de Los Simpson.

La versión cinematográfica de François Truffaut (1966), pese al tiempo transcurrido y las diferencias con el texto de la novela, acepta, como los buenos libros, una segunda (y una tercera) revisión.

El título se refiere a la temperatura a la que arde el papel.