viernes, 11 de mayo de 2012

PASEOS CON MI MADRE, DE JAVIER PÉREZ ANDÚJAR

Más libro de memorias que novela. Vivencias y mucha nostalgia del autor desde su barrio de Sant Adriá, al hilo de sus paseos por la orilla del río Besós. Pero también es el retrato de una generación y de una época –años ochenta- y una reflexión muy interesante sobre Barcelona. En principio, tres consideraciones. Primero, una vez más se demuestra aquello de que todos los autores escriben siempre el mismo libro (Los príncipes valientes). Segundo, aunque ya se palpaba muy clara, aquí la influencia de Umbral (“Siendo de barrio no querré yo ser de barrio…”) es honradamente confesada por el propio autor (más que la de Marsé o Montalbán). Y tercero, y lo más importante, el retrato de la Barcelona que nos muestra Andújar, una sociedad cerrada y exclusiva que sin duda existe, una ciudad que vive de espaldas a su gente de barrio: “querer verla desde el barrio es como intentar tocarse el codo con la mano del mismo brazo”. El segundo capítulo, titulado La ciutat podrida en honor de La Banda Trapera del Río, habla del clasismo de familia, de tres estratos en su pirámide sociológica, de abajo a arriba: “la multitud, las familias y la élite”. Es decir, el magma anónimo –los de laderas y descampados, imposibilitados para acceder a Diagonal (en el sentido de integrarse), expulsados de paraísos como el Palau-, familias intermedias y otras aún más poderosas. Estratos impermeables entre sí, verdadero mal endémico que ya cantó Serrat: “…que por un día el rico y el villano, el prohombre y el gusano, bailen y se den la mano, sin importarles la facha”. Por lo demás, buen libro y buen escritor, estilo personal y cuidado aunque no para todos los gustos, y paseos para recordar y denuncia. Desmitificación -para los de fuera- de una ciudad en la que “…se está en el cuarto de invitados durante un par de generaciones, y luego ya se accede al cuarto de servicio. Porque de Barcelona sólo se es por familia y por dinero, en riguroso orden.”

jueves, 3 de mayo de 2012

VIAJES Y OTROS VIAJES, DE ANTONIO TABUCCHI

Ahora que se ha ido (recientemente) bueno será recuperar a un escritor apreciado y a un tipo legal, cosmopolita y valiente. Puede ser la excusa perfecta su último libro, una crónica de viajes narrada ya desde la nostalgia, desde el presentido final de una vida, con evidentes aires de despedida. Sostiene Tabucchi en su introducción que “al escribir, uno se imagina que es otro y que vive una vida ajena. Y que está en otro lugar. La escritura es un viaje fuera del tiempo y del espacio.” Pero además él viajó mucho en realidad, lo que consideró un enorme privilegio porque “tener siempre los pies en el mismo suelo (…) puede provocar un peligroso equívoco, el de hacernos creer que esa tierra nos pertenece”. Viajar debió ser una de sus grandes pasiones. Y así lo refleja este Viajes y otros viajes: lugares, culturas, mapas, autobiografía, datos históricos, lecturas y recuerdos. Además de Lisboa, su alma verdadera, su patria literaria adoptada, se nota que hubo otros lugares amados como Creta, Brasil o India. También aparecen lugares conocidos “por persona interpuesta” y geografías imaginarias como Macondo o Yoknapatawpha. Incluso habla el autor de lo que denomina “no lugares”: aeropuertos, supermercados o estaciones, espacios en los que pasamos buena parte de nuestro tiempo pero en los que estamos como en suspenso “…porque son espacios de uso y de paso, una suerte de limbos urbanos”. Pero lo mejor, tal vez, es que se trata de uno de esos libros que hablan de otros libros: La Plaza del Diamante, El conde de Montecristo, Pasaje a la India y así hasta casi ochenta títulos. En suma, mucha literatura y todavía más sentimiento en su libro de viajes, quizá como correspondía a una especie de testamento literario del bueno de Tabucchi, al que sólo le faltó por escribir sobre “…los viajes más extraordinarios. Son los que no he hecho, los que nunca podré hacer”.