viernes, 13 de julio de 2012

DESAYUNO EN TIFFANY´S, DE TRUMAN CAPOTE



Otra vez el genio, el talento inmenso de Capote, siempre brillante, delicioso, sublime. No hablamos de la efectista adaptación cinematográfica, más virada hacia el glamour y lo chic, sino del librito de poco más de cien páginas que retrata la frívola sociedad neoyorquina en torno al personaje de Holly Golightly, una mujer frágil, alocada y encantadora, alegre pero atormentada, triste pero soñadora, elegante, inmadura, sofisticada, ingenua y casi todos los adjetivos que se nos ocurran sobre el personaje. Adorable, en suma, aunque ella misma advierte sobre sí misma “no se enamore nunca de ninguna criatura salvaje… no hay que entregarles el corazón a los seres salvajes”

Inunda las páginas de un sabor amargo la vida melancólica de la protagonista, buscando el verdadero amor continuamente mientras se rodea de amantes, eso sí, con toda la honestidad posible (“…no puedes cobrar sus cheques y al menos no intentar que los amas”) y subordinando su felicidad al anhelo casi exclusivo de desayunar en Tiffany´s. A su alrededor giran personajes singulares: un barman, un mafioso, un millonario, una lesbiana, un gato o un vecino escritor en ciernes (narrador del libro y enamorado de Holly), entre otros. Todos componen una historia emotiva y cruda, adornada con los diálogos y el estilo magnífico de Capote. Y las aventuras de la cautivadora Holly acaban en un final lastimoso, duro, perturbador: huyendo mientras dice “no saber lo que es tuyo hasta que no lo has arrojado…” y sonriendo “con aquella nueva sonrisa sin alegría”.

Un deleite, un regalo de libro.