martes, 28 de diciembre de 2010

POESÍA COMPLETA, DE ARTHUR RIMBAUD



La iluminación poética es fruto del paso del tiempo y/o del afianzamiento del creador. ¿Qué decir de un decano en poesía de diecisiete años?

Arthur Rimbaud y Verlaine, Gauguin y Van Gogh, sensación y locura. Cada tándem lleva en su seno la tensión necesaria para la metamorfosis y el estallido.

Rimbaud es la precocidad poética en un mundo de sesudos varones-proletarios-de-la-novela.

Tras una cuaresma realista-naturalista era necesario un carnaval. El parnasianismo era el primer tímido festejo. Rimbaud da sus primeros pasos con ecos parnasianos, con contención y ansia de perfección formal. El orden arquitectónico y la serenidad impuesta y fingida no pueden interesarle al artista adolescente, porque "on n'est pas sérieux, quand on a dix-sept ans".

Adolescencia es análisis callado de un caos de sensaciones todavía no racionalizadas. La más plena e irreductible de ellas es la mujer. Sensation

Pero no todas las mujeres son como la Ofelia de Hamlet, que flota serena "comme un grand lys". El arte sagrado, del que el poeta deviene sacerdote, exorciza, sólo aparentemente, la mujer, fuente de pecado placentero.

El poeta no quiere, ni querrá renunciar ya, al infierno, donde lleva un tiempo encerrado, ni tampoco a la embriaguez incoherente de la sensación. Le bateau ivre. O Voyelles. (1983)

ARRUGAS, DE PACO ROCA



Nos parece fascinante e intranquilizador al mismo tiempo descubrir, a estas alturas de la pelicula, que la frontera entre géneros literarios se diluye o incluso se enriquece complicándose. Uno creía tener claro que los cómics (los tebeos de toda la vida) eran una cosa y las novelas otra muy diferente. Y que además correspondían a pulsiones, momentos vitales y circunstancias diferentes. La lectura del estremecedor Maus, de Art Spiegelman, contribuyó a socavar creencias enraizadas en cuanto a lo estanco de los géneros. Y la más reciente de Arrugas dinamita cualquier idea preconcebida.

Los adultos que leemos cómics con una presencia importante de texto consumimos, tal vez sin excesiva conciencia de ello, novela gráfica. Pero lo que cuenta, al fin y al cabo, no es el vehículo, sino la presencia o no de una historia que sugiera una realidad que vaya más allá del texto y de la viñeta.

Estremece ser espectador del día a día de una residencia de ancianos, con el fantasma omnipresente del Alzheimer. No hay que convivir únicamente con el olvido, plasmado de la manera más simple y contudente, sino con el declive, multiforme e irreversible. Y todo ello explicado con sencillez, con algún atisbo de humor, por qué no, y también sin sensiblería pero sin ahorrar miserias. Algo así como El envejecimiento explicado a mis hijos (mientras me mantenga lúcido). Para que poniéndonos en los zapatos del yayo aprendamos de su visión. Una lección sublime, premiada, pero tal vez no lo suficiente.

LOS JUEGOS DEL HAMBRE, DE SUZANNE COLLINS



¿Cuál será el legado del hombre actual? Suzanne Collins se atreve a poner el dedo en la llaga en una trilogía dirigida al público juvenil, cuyo primer tomo es el citado en el título.

El cambio climático se ha consumado y los Estados Unidos han desaparecido para convertirse en una amalgama discreta de distritos, llamada Panem, sometidos todos con mano férrea a un Capitolio. La manera de subyugarlos es el hambre, un hambre literal, no metafórica. Y para recordar la preeminencia, dos adolescentes de cada distrito son elegidos anualmente por sorteo para participar en los Juegos del Hambre, trasunto cruel de los reality shows del presente nuestro. El ganador o ganadora será quien se mantenga vivo el último, a pesar de las trampas, traiciones o antipatías de espectadores y patrocinadores.

Katniss, una joven cazadora, se presenta voluntaria para ahorrarle sufrimientos a su hermana pequeña, y como en un Laberinto distópico, le tocará lidiar con los monstruos de la crueldad, de la traición e incluso del amor.

La acción es, permítasenos el tópico, trepidante y la narración, eficaz. No hay que pedirle más. El lector experto encontrará referencias múltiples e incluso vislumbrará la trampa y el cartón, que los hay. Pero si, trilogía o no, pese a todo lo comercial que se nos antoja, sirve para incitar a la lectura y, llegado el caso, a la reflexión ética y a la rebelión, aunque sea en el ámbito de las ideas, démonos con un canto en los dientes.

lunes, 20 de diciembre de 2010

LA HIGUERA, DE RAMIRO PINILLA


Historia de una mirada. Novela sobre el odio y el miedo. Un escuadrón de patriotas se dedicaba cada noche a limpiar reductos de resistencia roja. Todo gira en torno a la mirada de odio de un niño de diez años que ve morir a su padre y a su hermano. El miedo de uno de aquellos falangistas, obsesionado con la mirada del chaval, le atormenta: cree que cuando sea adulto le matará. Y esa idea le enloquece, y le esclaviza durante treinta años al cuidado de la higuera que el niño ha plantado sobre la tumba de sus familiares.

Pinilla aborda otra estremecedora peripecia de la guerra civil, como ya hiciera muchos años antes en Antonio B. el ruso, en aquella ocasión sobre la postguerra y sus consecuencias de humillación, miseria y hambre. Impactantes relatos de uno de los escritores con más honesta trayectoria en nuestro panorama literario, que se había borrado voluntariamente del mercado durante casi tres décadas y reapareció con una imponente trilogía sobre el País Vasco: Verdes valles, colinas rojas.

Da la sensación de que este libro pasó demasiado desapercibido, en un momento en que tanto se hablaba de cunetas y memoria histórica. La Higuera denuncia y cuenta (los paseos, el rencor, la venganza, los chivatazos, el remordimiento…) y sirve de recordatorio para generaciones actuales. Una higuera como metáfora del olvido inalcanzable y del recuerdo silencioso –en la novela, el silencio de los personajes es otro personaje más-. Higuera-tumba-memoria. Aunque la historia parezca desorbitada o a veces poco creíble, así hay que verla, en esa clave de simbolismo. Y su final, también alusivo: al perdón y a la esperanza, sí, pero con sombras; a la paz finalmente ¿lograda?.

lunes, 6 de diciembre de 2010

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO, DE VIKTOR E. FRANKL


Quizá libros como éste generaron, sin quererlo, la insufrible fiebre de publicaciones de autoayuda que nos asuela. En tal caso, una hoguera simbólica no sería mal destino para ellos. Por habernos traído el contagio de ese lenguaje de lo obvio: el amor es la mejor medicina, el optimismo genera hormonas, hablar desbloquea sentimientos… Por habernos traído pócimas caseras de salvación: cómo dejar las drogas o ganar amigos o combatir la ansiedad... Y así, cuando muchos creen haber superado una adicción gracias a la biblioterapia, acaban enganchados de por vida a los libros de autoayuda.

Pero al menos este pequeño librito esconde una considerable diferencia sobre coelhos o bucays, porque es fruto de la experiencia propia de su autor, que además tiene la elegancia de que no se victimiza a sí mismo. Víktor Frankl, judío vienés, psiquiatra y filósofo, sufrió el cautiverio de los campos de concentración nazis y de aquella vivencia personal nació su novedoso sistema psicoterapéutico, la logoterapia, que trata de ayudar a encontrar el sentido profundo de la vida, aún en las circunstancias más adversas de vacío, horror, angustia o frustración. En eso consiste su relato, de fácil lectura: una reflexión sobre las cosas que nos llevan a levantarnos cada día y la afirmación de que nada puede obligar al hombre a perder su dignidad ni libertad porque “…lo que siempre podemos es elegir la actitud”.

No estamos ante recetas de Perogrullo ni frente a metáforas de ratones que se llevan nuestro queso. Aquí la filosofía del autor camina al lado de su biografía y el resultado es respetable. La medianía literaria se compensa con su mérito de divulgación, de popularizar un interesante mensaje filosófico.

viernes, 19 de noviembre de 2010

ÉBANO, DE RYSZARD KAPUSCINSKI


Ébano es África. El lector siente el continente africano, inaccesible según Kapuscinski, “…demasiado grande para describirlo” pero un poco menos gracias precisamente a este libro. Se ve África porque la dibuja magistralmente cuando habla de que todo está inundado de luz, de claridad, de sol; habla de un infierno húmedo o del olor del trópico, que seduce y da asco al tiempo, y habla de su gente, de cómo está enraizada en ese paisaje y en ese clima, de su profunda espiritualidad, de su cultura privativa, sus creencias y tabúes, y del estado casi natural del africano: una postura de inerte espera, nos dice; de aguante, de mudo aposentamiento.

Todo eso es África para el magnífico escritor y reportero, y hay que creerle a pies juntillas porque narra de primera mano, porque relata lo que le ocurrió en sus propias carnes: tuvo su vida jugada con una cobra, sufrió un ataque de malaria, casi le mata un guerrillero, contrajo la tuberculosis, etcétera, y todo le ocurrió porque decidió instalarse en calles y casas en las que reinaba la miseria y el hacinamiento y conocer desde dentro el conradiano misterio del corazón de las tinieblas. Y descubrir “un impresionante espectáculo que nos embriaga con su versatilidad, su riqueza, su resplandeciente colorido.”

El libro, enigmática mezcla de periodismo y creación literaria como ocurre siempre con este admirado autor polaco, es la mejor oportunidad para acercarse al espíritu de África y a “gentes de rostros fuertes y brillantes, como esculpidos en ébano...”

lunes, 1 de noviembre de 2010

VISTA CANSADA, DE LUIS GARCÍA MONTERO


“Cansado estoy de verte / mundo extraño…” clama García Montero. Muchos lo suscribirían, a la vista –cansada- de tantas situaciones indignas, tanta crisis de ideas y quiebra de valores y déficit de decencia y burla de lo esencial y tanta pretendida modernidad. Es tiempo de desorientación y escasa autenticidad, la sociedad civil está narcotizada, el sentido común ausente, nos va la tontería y preferimos caminar lejos de la verdad, sin capacidad interior, ni individual ni colectiva, de cuestionar ni pedir explicaciones ni combatir. Hace apenas un mes, en artículo periodístico, el propio García Montero lo resumía mejor “…los individuos son de nuevo lobos para otros individuos, perdiendo cualquier impulso de fraternidad. Más que ciudadanos libres que forman espacios públicos de convivencia, encarnan egoísmos que se devoran.”

La madurez de su casi medio siglo de vida le debió parecer buen momento al poeta para aceptar el paso del tiempo –por eso el título- y reflexionar sobre la memoria, la familia, los recuerdos, la infancia o el amor, con un puntito de melancolía aunque también con optimismo vital ante el futuro, a pesar del muy negro panorama pintado en el párrafo anterior. Y recapacita con una voz propia: poemas hondos, expresados de forma sencilla, escueta. Y en tono de serena modestia, nada que ver con los egos inflados y el envanecimiento de revertes o dragós.

Especialmente complacida debe sentirse la exitosa Almudenainés (y la alegría), del poema Aniversario: “Si dura ya diez años / nuestra primera noche, / yo no debo extrañarme / de que la luz conserve todavía / una inquietud, un traje de chaqueta / humillado en el suelo del hotel / y el despertar del hombre que no pudo dormirse.”

Vista cansada. Buen título para un libro de poesía, buen libro de poesía, buen poeta (y seguramente además buen marido; tiene toda la pinta.)

sábado, 23 de octubre de 2010

LAS AVENTURAS DEL BUEN SOLDADO SVEJK, DE JAROSLAV HASEK




Bienaventurados los pobres de espíritu porque etcétera. ¿Qué les depara el sermón de la montaña a los sencillamente tontos? El buen súbdito Svejik, indignado como cualquier patriota de la olla podrida austro-húngara ante el magnicidio de Sarajevo
(estamos en 1914) se convierte en el buen soldado Svejk. Conocido es el lacerante retruécano de Unamuno. El orondo Svejk, a buen seguro onanista, y unamunista sin saberlo, jura obedecer las órdenes de sus patilludos oficiales hasta la última consecuencia. Y tamaña determinación desesperará a sargentos moravos, tenientes tiroleses, tal vez algún gris cabo austríaco de bigote a lo Chaplin... Siempre nos quedará la duda, a lo largo de los centenares de páginas de esta particularísima Anábasis, de si el checo borrachín y bonachón es imbécil o sólo lo finge. Y viéndolo en acción, convertido en un entrañable paladín del escaqueo, o tal vez en el arquetipo de la haraganería simpática, nos invade la nostalgia. Por favor, recuerden su mili con cariño antes de que se convierta en un concepto tan de comienzos del siglo pasado como el Imperio austro-húngaro y el miriñaque.

sábado, 16 de octubre de 2010

EJERCICIOS DE ESTILO, DE RAYMOND QUENEAU



El stylos era el punzón con que los escolares de la Antigüedad clásica se adiestraban en la escritura. De humilde útil de aprendizaje pasó a referirse al rasgo que individualiza un escritor: por eso se habla de estilo Proust, estilo Borges, etcétera.

Entre ambas acepciones del término media un abismo y Queneau lo franquea 99 veces, tal vez con las manos en los bolsillos y silbando un vals musette. El doctor (por lo de docto) Queneau repite una anécdota básica (que no low cost)tres veces treinta y tres veces. En cada una de ellas creemos estar ante un autor diferente: latinizante o postmoderno, barriobajero o decadente, prosaico o lírico, racional o chiflado, pero a menudo hilarante. Ríase usted de personalidades múltiples: Queneau asume, santa locura, más de las que usted y yo podríamos imaginar después de pimplarnos una botella de pastis.

Y para echarle más leña al fuego, atrévase a jugar al juego de las diferencias: no hay dos traducciones que se parezcan. Malditos traductores. Poliedrismo puro y duro como antídoto ante el pensamiento único, los autores de una sola frase y los actores de una sola mueca.

martes, 12 de octubre de 2010

HOJAS DE MADRID CON LA GALERNA, DE BLAS DE OTERO


En el poeta vasco fue primero la poesía social y el compromiso histórico de lucha contra la dictadura (Pido la paz y la palabra, etc) pero al final de su vida concibió estos poemas últimos, más sosegados, más meditados y llenos de humanidad. Trescientos poemas, muchos inéditos, que hablan de lo cotidiano, del hombre, del amor y la muerte, de ciudades (La Habana, París, Bilbao, Madrid…) y experiencias en sus viajes, de los acontecimientos del momento, de sus admirados fray Luis, Quevedo, Machado, Neruda…. Algunas composiciones hablan hasta de sus mascotas.

Blas de Otero combina en este libro estética y pensamiento, sensibilidad y conciencia de su tiempo, creación artística y experiencia personal, pero ya no manda tanto la poesía social de su primera época sino una poesía integral, más humana, que incorpora lo cotidiano al tema poético, incorpora al hombre y sus relaciones con el mundo. Y resulta una poesía llena de vitalismo e intimidad. Y se disfruta mucho con ella. Y el poeta brilla igual en sonetos que en el verso libre. Y se diría que en la forma hay mucho de César Vallejo:

“Hay que vivir, Blas de Otero, tienes que seguir viviendo / para enredarte en el aire, para laminarte al sol…”
“En una clínica. / Recién operado en una clínica, / fumo, me peino, pienso / en nada…”
“Pasa un obrero, un niño, una muchacha / con un pañuelo blanco, pasa un taxi…”
“Cuando yo muera, continuarán saliendo los periódicos, publicándose mis libros, repartiéndose el correo…”

(¿no hay mucha influencia del Vallejo de Trilce y Poemas Humanos?)

MUNDINOVI, DE MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ


Aunque se nutre de los primeros textos del autor, ya están en este libro las líneas de sus escritos posteriores: dietarios, lecturas y relecturas, anotaciones, pensamientos, escrituras y reescrituras, memoria y opinión, misceláneas, horas de trabajo y seguramente de contemplación. Todo ello abarca esta selección de artículos sobre personajes o hechos cotidianos que en su día interesaron al autor y que en el momento de recopilarlos quizá ya no le interesaban tanto; por eso subtitula el libro Gazeta de pasos perdidos.

Sánchez-Ostiz es un celebrado escritor –más escogido que multitudinario- prolífico y polifacético, o como diría cierto pedantuelo deportista, multidisciplinar. Ha tocado todos los palos (novela, poesía, ensayo, artículos) pero es en los diarios donde muestra mejor su magisterio.

Aquí, es verdad, se empeña en un ejercicio más esteticista que íntimo, al contrario que en sus dietarios posteriores. Eso y la falta de cronología convierten el libro en raro y fragmentario, por lo que su destino habrá sido o será sin duda las librerías de viejo a las que precisamente glosa en un capítulo: “Regresan, otoñales, los libreros de viejo a ofrecer su abigarrada mercancía que, en ocasiones, parece rescatada de un olvidado naufragio”.

En cualquier caso, se encuentre donde se encuentre el libro, sencilla y exquisita literatura.

sábado, 9 de octubre de 2010

LA SEMILLA INMORTAL, DE JORDI BALLÓ Y XAVIER PÉREZ


Nada nuevo bajo el sol, advierte el adagio, viejo como el mundo. La lectura de este amenísimo ensayo, sin embargo, apellidado Los argumentos universales en el cine, profundiza aún más en la herida.

Los autores demuestran con profusión de ejemplos la continuidad y la conexión existentes entre los mitos clásicos y judeocristianos (las semillas del título) y el séptimo arte. La historia que funciona en la pantalla es porque, conscientemente o no, se apoya en un argumento que ha dejado huella en nuestra cultura. Consecuentemente, la voz que la cuenta no hace más que actualizarla. Ése sí que es el cuento de nunca acabar.

Resulta impagable descubrir, en el sentido etimológico, que películas aparentemente tan alejadas entre sí como las de Indiana Jones y de James Bond, las road movies o incluso El halcón maltés y 2001: una odisea en el espacio son actualizaciones del mito de Jasón y los argonautas. O que los filmes del Far West, verdadera épica americana del siglo XX, beba de la Eneida.

Aviso a navegantes, entre los cuales nos incluimos: constaten de una vez por favor que, por más que se afanen, todo está (literalmente) dicho. Y si no son, no somos, capaces de una voz creíble, planteémonos la alternativa del silencio.

domingo, 3 de octubre de 2010

FAHRENHEIT 451, DE RAY BRADBURY



Una ficción científica (verdadera traducción de science fiction, según el filólogo Adrados) que data de mucho antes de la pretendida muerte anunciada del libro impreso a manos del e-book.

En un futuro que tal vez sea el nuestro los bomberos no extinguen incendios, sino que atienden otro tipo de alarmas. El gobierno, concienciado del peligro y la infelicidad resultantes de la ficción novelesca y del pensamiento impreso (ni nadie habla así ni hay un acuerdo unánime para remitirse a la realidad), prohíbe la tenencia, el comercio y el consumo de libros. La purificación de los delitos relacionados con la letra impresa sólo puede llegar con el fuego, público y ejemplarizante, administrado por el probo cuerpo de bomberos.

Montag es el bombero ejemplar que no cuestiona el orden vigente hasta que conoce a una mujer muy diferente de la suya, que le inocula el virus de la duda. La señora Montag, sin embargo, cumple todas las exigencias del buen ciudadano: seguimiento fiel de la televisión, consumo moderado de drogas, nulo ejercicio del raciocinio y repugnancia ante los libros.

En una intervención poco heroica, Montag se horroriza de que una anciana prefiera arder con su biblioteca. Para entender su sacrificio, el bombero roba un libro que interpreta con dificultad. Luego, producto del encuentro con otras voces, vendrán más y, como era previsible, la denuncia de su propia mujer. Nobleza obliga.

La Historia nos enseña que la quema de libros es el paso previo a la inmolación de personas, léase autos de fe, Kristallnacht o fanáticos de la Biblia y del revólver más propios de un episodio de Los Simpson.

La versión cinematográfica de François Truffaut (1966), pese al tiempo transcurrido y las diferencias con el texto de la novela, acepta, como los buenos libros, una segunda (y una tercera) revisión.

El título se refiere a la temperatura a la que arde el papel.

viernes, 24 de septiembre de 2010

CUENTOS, DE ERNEST HEMINGWAY


Una gran recopilación de cuarenta y nueve relatos (Ed. Lumen) nos descubre al mejor Hemingway, al escritor del lenguaje sencillo y vigoroso al mismo tiempo, de los diálogos más logrados de la historia de la literatura, de cuentos inolvidables como Las nieves del Kilimanjaro o Los asesinos, de un universo inabarcable en el que caben las guerras, la pesca, las cacerías, las borracheras, los toros, el boxeo o las carreras de caballos.

Todas sus cualidades se aprecian aquí mejor aún que en sus novelas largas, porque seguramente era Hemingway autor de aliento corto y el relato, en consecuencia, la distancia en la que mejor se desenvolvía (El viejo y el mar es el ejemplo más sublime). Por eso sus cuentos resultan quizá como incompletos o inacabados o que podían haber dado más de sí, confirmando la famosa teoría del iceberg acuñada por el propio autor, según la cual un relato solo muestra una mínima parte de la historia y en realidad está sustentado en la parte más grande de esa misma historia que permanece oculta.

Sea como fuere, el caso es que hace falta haber visto y vivido mucho y muy intensamente para escribir relatos tan impecables.

domingo, 19 de septiembre de 2010

LA CASA DE LAS BELLAS DURMIENTES, DE YASUNARI KAWABATA


Si es un deleite asomarse de cuando en cuando a la literatura japonesa, uno de los mayores regalos es esta obra intensa y enigmática del maestro Kawabata, de belleza y lirismo excepcional.

El anciano Eguchi, en sus visitas a la secreta casa de las muchachas narcotizadas en busca de sueños felices y recuerdos olvidados, nos sumerge –sin darnos cuenta y a la vez profundamente- en los mundos de la vejez, la lujuria, la virginidad, el erotismo, la belleza, el deseo, la muerte. Y lo hace con tal perfección y técnica formal que nos muestra la juventud a través de la senilidad, la belleza a través de la fealdad, la vida a través de muchachas dormidas.

Por sensibilidad, inspiración, delicadeza, elegancia y sutileza, el libro de Kawabata es muy superior a Memoria de mis putas tristes, la última novela de García Márquez que se inspiraba en aquella. No hay color, exclaman coloquialmente los adolescentes al comparar. Y eso es mucho decir tratándose de otro maestro como Gabo.

jueves, 2 de septiembre de 2010

ALUMBRAMIENTO, DE ANDRÉS NEUMAN


Un extraordinario relato inaugura el libro y le aporta el título. Extraordinario tanto en el sentido de extraño como de sobresaliente. En un hospital, un hombre pugna por dar a luz (extraño). Lenguaje preciso, narración intensa, estilo original (sobresaliente)

Dos dodecálogos para ilustrar -alumbrar también- a cuentistas, cierran el libro. No serán la última palabra dicha pero indagan sobre tal condición.

En medio, más de una treintena de relatos de calidad, a veces desiguales, con algunos sobresaltos, no siempre totalmente logrados pero siempre densos y turbadores. Y se nota la vena también poética del narrador. Algunas miniaturas (La Felicidad, El Amor…) son verdaderamente gozosas.

Tentador libro de cuentos, magníficamente editado por Páginas de espuma, que anuncia las mejores expectativas de futuro para este autor llamado quizá a elevadas empresas literarias, si es capaz de practicar lo que pregona: “…el arte se construye con el material áspero y noble de la soledad”.

miércoles, 18 de agosto de 2010

EL TALENTO DE MISTER RIPLEY, DE PATRICIA HIGHSMITH



Los cuentos tradicionales llevan siglos acostumbrándonos al punto de vista de los buenos. A nadie le importan los celos patológicos de las hermanastras de Cenicienta o el narcisismo, también carne de terapeuta, de la madrastra de Blancanieves. Razón de más para desconfiar de parientes postizos.

Ripley es literalmente un don nadie proteico, capaz de asimilar voces, tics y maneras de vivir de otros. A través del engaño, que ha convertido en modus uiuendi, consigue un trabajo digno de Hércules: le encargan convencer al rico y pródigo Dicky Greenleave, que pasea cigarrillos y saxo por la soleada Italia, para que vuelva al redil. Ripley no ha estudiado jamás con el rico heredero, pero sabe lo bastante de la mente humana para hacerle dudar.

Se convierten en inseparables compañeros de francachelas. Ripley, celoso de la prometida de su ¿hermano?, no sólo no consigue el retorno por el que le pagan generosamente, sino que se afana por fagocitar todo lo que puede. Tiene prisa, porque es consciente que todo converge hacia el crimen necesario, lo que corrobora la sangre que viene de los lazos de sangre.

Lo que varía en este relato es la perspectiva: por fin sabemos qué siente el lobo feroz al desorientar a Caperucita, la lógica aplastante de introducir veneno en la manzana destinada a la dentadura inmaculada de Blancanieves. El malo goza de nuestra simpatía y con él aprendemos a odiar un poco a esos buenos entrometidos (la prometida de Dicky, los mismisimos carabinieri) dispuestos a truncar el sueño de Ripley.

Un lujo leer a la Highsmith en la puesta de largo de su malo, malísimo por antononomasia, magistralmente traducida en imágenes por Anthony Minghella y con Matt Damon y Jude Law como Caín y Abel. Contagioso el ritmo de Tu vuò fa' l'americano, homenaje a Renato Carosone.
http://www.youtube.com/watch?v=MXtxR1gHZIk

LA PLAÇA DEL DIAMANT, DE MERCÈ RODOREDA



El siglo XX es el siglo del cine, de la navegación aérea y de los ordenadores. Pero también del Holocausto, de Chernobil y de la Guerra Civil española. Los libros de historia, mejor dicho, de Historia, abundan en detalles: causas y también consecuencias, con la vana pretensión de la objetividad, siempre hipotecada por el color del cristal con que se mira. Para los personajes de a pie siempre quedará la ficción, supeditada a esa Historia implacable.

Natàlia, una sencilla dependienta de pastelería del barrio de Gràcia de Barcelona, asume sin más, como tantos otros cambios en su vida, convertirse en Colometa. Quimet, un galán menestral con ojillos de mono le vaticina que antes de un año se convertirá en su señora. La voz es la de Colometa, presa del mareo que viene de la mano de la libertad: la calle proclama, cívicamente, festivamente, la II República; la madre muerta no le puede aconsejar en materia amorosa y el padre, ausente o tal vez absentista, tampoco. Una voz sin estridencias, cargada de matices que se acumulan tras la profusión de y que no tienen nada de bíblico, pero tal vez algo de mítico: una mitología nueva que tiene que ver con las palomas. Coloms en catalán, como la misma Colometa.

Con el último baile del casorio, la huida hacia el hogar conyugal. Las balanzas grabadas en la pared, la cama con barrotes de hierro para fabricar un niño y el sempiterno (y apócrifo) ¡pobre Maria! Y las palomas, que remiten al revoloteo de la imaginación de lo que pudo ser y no fue. Después, como es sabido, la guerra, la revolución, el desastre, el hambre y un embudo para digerir definitivamente tanta, tanta tristeza.

Una historia en minúsculas sencilla sólo en apariencia, rica en imágenes que bastaría para situar la autora y su cultura, también en minúsculas, en el Olimpo, perdón, el olimpo de los creadores.

martes, 17 de agosto de 2010

EL HOMBRE INQUIETO, DE HENNING MANKELL



La etiqueta novela policíaca conlleva una carga semántica e iconográfica que puede arrastrar o repeler lectores a partes iguales. Con todo, quienes busquen en la serie Wallander un antihéroe casi misántropo, de hígado y pulmones castigados, irónico y sin embargo un poco quijote, no están de suerte. El comisario Kurt Wallander ataca el lado más sórdido de la sociedad sueca desde su imperfección humana y enternecedora. Un policía bragado que tiembla al sacar la pistola, a quien le duelen las muelas y que vuelve en taxi a su apartamento solitario cuando se emborracha. Nadie más lejos del macho gélido e invulnerable tipo Die hard, Lethal weapon y sus secuelas, tan vacías de contenido como inexpresivos son Bruce Willis y Mel Gibson.

Henning Mankell creó la serie del comisario Wallander a principios de los 80. Cada una de sus entregas trasciende el ámbito meramente criminal y apunta hacia alguna de las grandes cuestiones finiseculares. Desde el difícil encaje de las repúblicas exsoviéticas de Los perros de Riga al fundamentalismo religioso, cristiano (por aquello de saber ver la paja en el ojo ajeno pero también la viga en el propio) de Antes de que hiele. Sin el tremendismo ni la sordidez innecesaria de su epígono Larsson (Stieg) con la trilogía Millenium.

El autor mantiene un compromiso ético con el mundo que le lleva a vivir a caballo de dos continentes: la Europa del bienestar amenazado (tal vez por la autocomplacencia encegadora) y el África desahuciada, llena de esperanza pese al sida, el hambre y la codicia del llamado Primer Mundo. De ahí que entone el J'accuse al denunciar en primera persona la actuación israelí contra la flotilla humanitaria que se dirigía a Gaza. O que, pese a los millones de libros vendidos en todo el mundo (o tal vez a causa de) dirija una compañía de teatro en Mozambique.

El hombre inquieto supone una inmersión metafórica y real en el pasado inmediato de Suecia, tomada como trasunto de cualquier sociedad avanzada. Sus párrafos finales suponen un colofón, bellísimo y terrible al mismo tiempo, de la trayectoria del primer detective de ficción diabético e insomne.

Si el sueño de la razón produce monstruos, las páginas de Wallander, plagadas de ellos, impiden el descanso.

viernes, 13 de agosto de 2010

EL PAÍS DE LOS CUENTACUENTOS, DE DARIO FO


Delicioso librito de memorias. Película de los primeros años del autor, con algunos episodios finales de su madurez y de su peripecia en la Segunda Guerra Mundial.

El título está dedicado a los personajes más fascinantes del lugar en el que pasó su infancia, en Porto Valtravaglia (norte de Italia, frontera con Suiza). Los cuentacuentos, cómicos y fabuladores que “con su lenguaje y sus historias marcaron de forma indeleble mis futuras elecciones y mi manera de juzgar hechos y personajes fantásticos y reales”. Como su abuelo Bristín, un maestro del “contar” y del que aprendió el arte de la bufonería y de la sátira y de la fabulación y de lo grotesco que luego Fo aplicó en sus oficios de actor, director y escritor. Con el abuelo protagoniza una jornada inolvidable en la que le enseña a mirar no solo con los ojos, también con la nariz, a husmear, oler y palpar para descubrir el carácter, la personalidad, las emociones de la gente.

No será, sin duda, la autobiografía más lograda pero es muy agradable de leer, divertida y ácida a la vez, llena de humor, ironía y ternura, que bucea en territorios transitados de la infancia del autor. Un cuento más de un gran narrador popular.

jueves, 22 de julio de 2010

LA CATÁSTROFRE PERFECTA, DE IGNACIO RAMONET


Que lleva por subtítulo Crisis del siglo y refundación del porvernir. El autor nos pinta un panorama muy negro sobre datos incontestables y análisis certeros.

En los años 80 asistimos al triunfo de unas ideas: el mercado siempre tiene razón, laissez-faire, neoliberalismo como panacea.

Aquellas tesis desembocaron en el gran desplome financiero del 2008. Fin del capitalismo, fin de una era, recesión global, crisis financiera mundial y sus consecuencias: recortes sociales, desempleo, trabajadores que pagan el pato –como siempre-, mayores desigualdades, saqueo ecológico, desequilibro climático, crisis energética y alimentaria, riesgo de que surjan dictadores y dictaduras, etcétera. El momento coincide, además, con el principio del final de la hegemonía de EEUU y el auge de ciertos países emergentes como China e India, es decir el “desplazamiento del centro de gravedad del mundo hacia Asia”.

Hasta aquí los hechos, los desafíos, los peligros. A partir de aquí, las perspectivas. Lo que Ramonet dice es que aprendamos la lección del gran fiasco que ha sido el neoliberalismo a toda costa. Propone aprovechar la ocasión y apostar por refundar el sistema económico y avanzar a un modelo de desarrollo sobre bases más justas y solidarias. “Habría que dar un mayor control a los ciudadanos sobre los recursos estratégicos y sobre las decisiones económicas que conciernen a sus vidas”. Hoy por hoy una utopía social, pero…

Ignacio Ramonet –hijo de españoles- es periodista, escritor, director muchos años de la prestigiosa publicación Le Monde Diplomatique. Uno de esos tipos imprescindibles en el mundo actual, al que da gusto leer y también oír en vivo, documentado, valiente y aclamado gurú contra la globalización.

(A propósito, no es ladrar por las esquinas, pero aquello de desregular, privatizar masivamente, matar a Keynes… ¿no suena mucho a una triste época del triste Aznar y su triste filosofía?)

sábado, 10 de julio de 2010

LAÚD Y CICATRICES, DE DANILO KIS



El apátrida, Laúd y cicatrices, El poeta… media docena de relatos póstumos del brillante e inclasificable autor serbio y judío, que sufrió en sus carnes el hostigamiento del régimen comunista y en las de su familia la intolerancia y devastación del nazismo.

Un señor sin patria (“…la lengua constituye la única patria del hombre”) que acaba fulminado por una tormenta, una historia de emigrantes con final entrañable y amargo a la vez, un poeta (“…las tiranías sólo consienten a los poetas cuando se prestan a colaborar con ellas”) que escribe versos inoportunos contra Tito y el Partido, que es interrogado, preso diez años, obligado a escribir sonetos de sentido contrario y que acaba con su vida una vez liberado. Etcétera. De esa naturaleza son los temas del libro: amor y muerte, soledad y fracaso, infancia y exilio. Una temática que se repite en otros grandes libros suyos: Una tumba para Boris Davidovich o La enciclopedia de los muertos.

Y de su forma de narrar ya da una idea el poético título del libro. En efecto, su narrativa es bella y elaborada, no fácil, a veces poesía dentro de la novela, impregnada de pesimismo y talento minucioso a partes iguales. Y luego está el compromiso: “La tentación del silencio es inaceptable. El escritor no debe limitarse a construir una obra. Su obligación es añadir algo de bondad al mundo. Cada palabra escrita es como la Creación.”

Todo un mandamiento ¿no?

martes, 29 de junio de 2010

MENDEL EL DE LOS LIBROS, DE STEFAN ZWEIG


En un café de la ciudad de Viena tenía su “cuartel general” Jakob Mendel. Allí, cada día, en la misma mesa, a todas horas, leía sus libros aquel extraño personaje, ensimismado y abstraído, obsesivo y sabio. Conocía cada tomo, cada ejemplar, cada manuscrito y todos los datos, informes, catálogos, materias. Sabía todo de los libros, sus dioses, merced a una memoria infalible ejercitada “…por medio del eterno secreto de cualquier perfección: la concentración”.

Un funesto día es arrestado –inmigrante ruso, judío, en Viena, primeros años del siglo XX- deportado a un campo de concentración y privado de sus adorados libros, separado de “su mundo superior y único” y sometido, en consecuencia, a un sufrimiento espiritual que le abocó a la demencia y la muerte.

Un pequeño relato de uno de tantos casos de castigo y extrañamiento, en la Europa de aquella época. Un librito delicioso, editado por Acantilado, que nos permite recordar la prosa elegante, clara y precisa de Zweig. Esa misma editorial ha recuperado casi todas las grandes novelas del magnífico escritor, sus ensayos y sobre todo sus deslumbrantes memorias tituladas “El mundo de ayer”, cada vez más aconsejables para entender la Europa de entonces y de ahora.

Zweig forma parte de una prodigiosa pléyade de artistas, intelectuales y humanistas centroeuropeos que florecieron en un periodo y un lugar determinados: época de entreguerras, Austria. Cantidad y calidad. Nunca se ha dado un fenómeno similar: Joseph Roth, Kafka, Musil, el propio Zweig y un largo etcétera. Una generación de escritores “mayores” con los que no resistiría comparación posible ningún exitoso autor del top ten actual. Muchos de aquellos talentos, por cierto, acabaron trágicamente porque les resultó insoportable el mundo que les tocó vivir. Espíritus libres, inquietos, sensibles y cultos que no superaron la guerra y el nazismo. Como Mendel el de los libros.

jueves, 24 de junio de 2010

LA POESÍA DE LOS TROVADORES, antología a cargo de MARTÍN E ISABEL DE RIQUER



Cuando un poeta se plantea escribir sobre nada de nada diciendo "farai un vers de dreit nien", además de un acto de orgullo intelectual, está poniendo en su lugar una cultura laica y sofisticada que nace ya adulta. Guilhem de Peitieu, el primer trovador conocido, conde de Aquitania, canta al amor romántico, siempre adúltero e inspirado por una dama de alta alcurnia, pero también alardea de proezas sexuales con mozuelas desaprensivas: "tant las fotei com auzirets/cent e quatre-vinz et ueit vetz" (Las follé tanto como vais a oir: ciento ochenta y ocho veces).

Ser trovador significa ser de origen noble y tener elevado ingenio, capaz de conjuntar "vers" y "so" (letra y música). Juglares de mayor o menor talento se encargaban de difundir las "cansos" por un territorio que se extendía desde el actual Midi francés al norte de Italia, incluyendo también los reinos de Aragón y de Navarra. Los "trouvères" del norte de Francia, los "Minnensinger" de habla alemana y los poetas galaicoportugueses siguieron de cerca la poesía en lengua occitana, impropiamente llamada provenzal.

Hay quien dice que los trovadores inventaron el amor romántico y la misma idea de canción profana. Tal vez sea atrevido sostener dichas afirmaciones. Sin embargo resulta fascinante leer, en traducción cercana, amenísima, de los Riquer, padre e hija, poemas de Jaufré Rudel, que canta al "amor de lonh" (=de lejos) (¿preconizando los enamoramientos vía Internet?)o de Guilhem de Berguedà, capaz del insulto más despiadado y del llanto más sincero ante la muerte...de un enemigo. Por no hablar de uno de los mejores poetas amorosos de todos los tiempos: Bernart de Ventadorn, que inspiró a Dante.

¿Qué se hizo, parafraseando a Jorge Manrique, de toda una cultura? La cruzada que Francia y Roma emprendieron contra los cátaros, mero pretexto para fagocitar un Sur rico y refinado, hizo languidecer un estilo de vida, una lengua de la que hoy se avergüenzan los que aún la conocieron en boca de sus abuelos. "Hablad limpio, hablad francés". ¿Es eso la "grandeur"?

jueves, 17 de junio de 2010

MALETES PERDUDES, DE JORDI PUNTÍ


Los estudiosos, que de sus disciplinas, cualesquiera que sean, saben un rato, afirman que al ser humano le cautiva la ficción por una cuestión de economía. Al tener una única existencia, sólo nos queda escuchar un cuento, ver una película o leer una novela para tener acceso a otras vidas y rentabilizar la nuestra. Sin embargo, la explicación más fácil es que, sea por genética o por cultura (¡vieja polémica!), nos fascine saberlo todo de unos personajes de ficción con los que podamos empatizar. Aún más: ¡a quien no le guste fisgar en la vida del vecino, que tire la primera piedra!

Nada más fácil que conectar con el Cristòfol Delacruz de la novela de Puntí, al que vamos conociendo por los testimonios y la tozudez de sus cuatro hijos (como los cuatro palos de la baraja) de cuatro mujeres de cuatro países diferentes: Cristòfol, Christopher, Christof y Christophe. No, no se trata de una antipática declinación que hay que memorizar para el próximo examen de latín. Cuatro puntales para una narración coral e indiscriminada que deja vislumbrar una Europa que, como había profetizado Dylan, estaba cambiando.

Un estilo sencillo (que no simple), próximo a la oralidad, que glosa la peripecia vital del padre común, apenas un recuerdo de colacao y papel pintado. Una trama que destila, como quien no quiere la cosa, guiños que hacen sonreír, personajes humanos en cuanto que llenos de imperfecciones y casualidades en blanco y negro que acaban convergiendo con maestría.

Puntí se muestra eficaz y ameno, y ambas cosas en grado superlativo en un panorama en que lo uno aparentemente está reñido con lo otro. Si en vez de llamarse Jordi se llamara George o Jürgen, sus libros se venderían como churros, con fajitas rojas que albergarían comentarios tan vacíos como prescindibles. "El nuevo (pongan un autor de moda, preferentemente extranjero)". "Imprescindible (añádase el nombre de un rotativo anglosajón irrelevante)".

Una pregunta retórica para acabar: ¿por qué se ignora la literatura catalana, gallega, vasca o portuguesa, se traduzca al castellano o no?

domingo, 13 de junio de 2010

EL FÚTBOL A SOL Y SOMBRA, DE EDUARDO GALEANO


Pase lo que pase y al efecto de rebajar la pasión, antes de que vengan para casa en cuartos (como siempre) y se suceda la depresión de un país entero, o traigan la Copa del mundo (como nunca) y se declare una semana entera de celebraciones, conviene deleitarse e instruirse a la vez con este libro del gran autor uruguayo, lo mejor que se ha escrito sobre fútbol.

El espíritu está claro ya en la dedicatoria inicial: para unos niños que hace años “se cruzaron conmigo en Calella de la Costa. Venían de jugar al fútbol, y cantaban: ganamos, perdimos, igual nos divertimos.” En esas cinco palabras y en las páginas siguientes se reivindica el fútbol virgen, en estado puro, no viciado por negocios ni millones. Fútbol de calle, de barrio y de barro, antes de que se impusiera “un fútbol de robots”… “tan pendiente del marketing y de los sponsors”…“que a medida que se ha hecho industria ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí”

Galeano hace un recorrido ameno y breve por la historia de los mundiales y sus protagonistas: datos, ídolos, momentos, artistas del balón, leyendas, goles, anécdotas… Lo hace con su estilo inigualable, condensado y poético; cada pequeño texto es una gran historia, cada párrafo vale por un aletargante best seller actual.

Hoy el fútbol, como todo, se está uniformando en sus estructuras e intelectualizando a pie de barra, gracias a los nocivos periodistas deportivos. Resulta enternecedor escuchar en el bar a dos expertos aficionados –valga la contradicción- discutir sobre si nos conviene más el desborde de Iniesta o la verticalidad de Cesc (parafraseando a Millás ¿qué coño querrá decir verticalidad?)

Por todo eso apetece todavía más rescatar de la estantería este delicioso libro.

martes, 8 de junio de 2010

POEMAS Y CANCIONES, DE BERTOLT BRECHT


Vivimos tiempos en los que el mundo se ha convertido en un gran teatrillo y un Estado se permite vulnerar toda norma internacional amparándose en su pretencioso título de vigía de occidente. Reiteradamente, con total impunidad y sin condena. En momentos así, bueno será volver los ojos hacia el gran dramaturgo del siglo XX, aunque esta vez la sugerencia sea acercarse a su antología Poemas y canciones (Alianza Editorial). Porque Brecht fue paradigma de intelectual revolucionario y comprometido militante, prototipos de los que hoy no andamos sobrados.

Bienvenida, pues, su poesía. Poemas actuales, desgarradores, sarcásticos, estremecedores, proféticos:
Con paso firme se pasea hoy la injusticia / los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más.
Los de arriba / se han reunido en una sala. / Hombre de la calle: / abandona toda esperanza.
Cuando los de arriba hablan de paz / el pueblo llano sabe / que habrá guerra.
La guerra que vendrá / no es la primera. Hubo / otras guerras. / Al final de la última / hubo vencedores y vencidos. / Entre los vencidos, el pueblo llano / pasaba hambre. Entre los vencedores / el pueblo llano la pasaba también.


Igual que su obra narrativa, también sus piezas poéticas estuvieron al servicio del progreso del hombre, uniendo siempre la forma con los ideales. Forma: no fue quizá el mayor esteta de la historia de la poesía universal ni él lo pretendió; dejó dicho que “poner palabras bellas juntas no es arte”. Ideales: de condolencia con el sufrimiento de los pobres, crítica social, cambio de la sociedad, lucha contra la injusticia, liberación de los pueblos y descolonización de las mentes.

¿No se retorcerá en su tumba viendo cómo sus sueños y sus versos han sido aplastados por neoliberalismos rampantes?

Otrosí: por escribir en un blog ¿acaso seremos ya peligrosos activistas de una flotilla literaria?








viernes, 4 de junio de 2010

EL SEÑOR IBRAHIM Y LAS FLORES DEL CORÁN, DE ERIC-EMMANUEL SCHMITT




En estos tiempos que resulta tan políticamente correcto revisar, en ocasiones a la baja, los roles asociados al género (qué significa y qué implica ser padre, hija, esposo, etcétera), una fabulación lúcida, emocionante y tierna, pero al margen de toda sensiblería.


Momo (Moïse) es un adolescente taciturno que un buen día decide romper la hucha para perder la virginidad con las putas de su barrio. Su padre, un triste abogado (también un abogado triste), nunca le habla de la madre que les abandonó, sino del ausente hermano mayor, Popol. Harto del "Popol habría hecho tal y tal cosa, no como tú", Momo, ya nunca más un niño, frecuenta la tiendecita de Monsieur Ibrahim, l'arabe du quartier, a quien roba disimuladamente para alargar el dinero que el padre le escatima para comer. Con todo, Monsieur Ibrahim le instruye sobre la importancia de las cosas que aparentemente no la tienen. Como por ejemplo sonreír. El chico pregunta a su mentor de dónde obtiene esa sabiduría ancestral. "De mi Corán, Momo". El padre, abrumado por el peso de sus recuerdos, se suicida y Momo pide de inmediato al viejo tendero que lo adopte. El muchacho se convertirá, por iniciativa propia, en un nuevo Momo, hipocorístico de Mohamed, incluso para la señora que acude a casa para interesarse por él. "Si ves a Moïse, ¿le dirás que su madre ha venido a verle?" "Claro. Por cierto, señora, ¿qué sabe de Popol?" "¿Popol?" "Sí, el hermano mayor de Momo...de Moïse". "Nunca ha habido ningún Popol".


Monsieur Ibrahim y su hijo recién estrenado cierran la tienda y emprenden un viaje de retorno feliz y cargado de experiencias hacia Anatolia. Allí descubrirá Momo el sentido de las vueltas eternas de los monjes giróvagos sufís y el contenido exacto del Corán de Monsieur Ibrahim.


http://www.youtube.com/watch?v=O7bdlSNYUA0

Una historia cautivadora, sencilla y profunda al mismo tiempo, que inspiró la película homónima protagonizada por un soberbio Omar Sharif.

miércoles, 2 de junio de 2010

Nunca llegaré a Santiago, DE GREGORIO MORÁN


Primero, pedir disculpas. Perdón por el oportunismo de elegir un libro sobre el Camino de Santiago, en un Año Xacobeo, que ya son ganas de contribuir al esnobismo de tan cansino acontecimiento.
Segundo, una experiencia ilustrativa. Un “cuidador de locos” de un psiquiátrico se atrevió hace quince años con algunas etapas del Camino, con otros cuatro monitores y veinte internos. Cuenta que cuando ellos llegaban a los albergues escapaban los peregrinos como huyendo de la peste. Si ya entonces peregrinaba tanta gente pija e hipócrita ¿qué no será hoy, Paulo Coelho mediante?
Descartada, pues, la espiritualidad, solo cabe acercarse a la famosa ruta de dos maneras. Una, desde la faceta literaria pura y dura, como hiciera Carpentier narrando el recorrido con su lenguaje exuberante, esa borrachera de estilo que hace inconfundible al autor cubano (El Camino de Santiago, relato incluido en la recopilación Guerra del tiempo. Alianza Editorial). Dos, desde el aspecto digamos antropológico y naturalista. Es el caso de Nunca llegaré a Santiago (Anaya.1996). Una publicación casi inencontrable, planteada como libro de viajes por un periodista y escritor ateo que aborda el itinerario con escepticismo e ironía, con prosa ágil y certera, a veces poética, siempre amena, asomándose a la España profunda, a sus gentes y al paisaje, y desenmascarando la brutal artificialidad del Camino, desde el propio trazado hasta “…los anhelos de los propios caminantes”, pasando por la cándida falacia de la tumba del Apóstol.
Quizá por ello la burla final del autor –“…después de tanta sosería beatífica como ha soportado uno durante el Camino”- consiste en desviarse de la legendaria ruta y dar un salto en autobús desde León a Finisterre, “hacia el paganismo, desterrando la fe…”, sin llegar nunca a Compostela. De ahí el título. Prefiere finis terrae, donde durante muchos siglos terminaba nuestro mundo, para adorar “…las dos cosas más suculentas de la naturaleza; sol y pescado”. Genial.

sábado, 29 de mayo de 2010

1984, DE GEORGE ORWELL


Winston Smith es un funcionario que trabaja el Ministerio de la Verdad. Su cometido es corregir constantemente la pequeña Historia recogida en la prensa. Cuando el omnipotente Partido decide vaporizar a un individuo hay que actualizar (léase borrar) los anales.


El primer acto de rebeldía de Winston es comprarse un cuaderno donde, con suma precaución por la omnipresencia de telepantallas que velan por la ortodoxia de los ciudadanos, consigna sus pensamientos. El país, una hipotética Oceanía que comprende las Américas y las islas británicas, está en guerra con Eurasia desde la Revolución. ¿O tal vez con Orienteasia? Le asalta la duda porque la memoria le dice una cosa, mientras que los anales del Ministerio la contradicen. La confusión tal vez sea también consecuencia de la novoparla, lengua propugnada por el Partido, que en su afán renovador ha eliminado palabras (y conceptos) tan innecesarios y obsoletos como libertad.


El segundo acto de rebeldía será enamorarse de una compañera tan desencantada como él, Julia. Pero las ramificaciones del Partido Interior harán que las aguas vuelvan a su cauce, y a un precio demasiado elevado, la única redención posible será amar al Gran Hermano, trasunto laico de la divinidad, por encima de todas las cosas.


La lectura de 1984 sorprende en primer lugar por la clarividencia de la presión mediática, apenas incipiente en el momento de su redacción. Hay que añadir también el peligro del uso del lenguaje, ya esbozado por la propaganda nazi. Daños colaterales para referirse a víctimas inocentes en cualquier conflicto bélico es una expresión que henchiría de orgullo al mismísimo Gran Hermano.


Y por último, consignar que una vez acabada esta lectura merezca la pena revisitar Rebelión en la granja, Homenaje a Cataluña y, por qué no, alguna biografía de George Orwell.