martes, 13 de septiembre de 2011

EL PALACIO AZUL DE LOS INGENIEROS BELGAS, DE FULGENCIO ARGUELLES


Escritor no demasiado conocido, quizá porque no se prodiga con un título cada año como otros colegas, quizá porque elabora y trabaja tanto sus libros que sólo aparecen cada lustro, quizá porque vale más caer en gracia… y él no ha tenido a los voceros oficiales de su parte. Da igual: poco conocido, pero muy apreciable, sorprendente escritor. Ya lo demostró en su primera novela, de precioso título, Letanías de lluvia, una historia coral, de vidas cruzadas y enredadas en una aldea minera asturiana sobre la que vemos llover implacablemente casi como en Macondo.

Aquí confirma su notable talento. El Palacio… es libro de prosa vigorosa, de una fuerza extraordinaria, sobre todo al comienzo. Literatura y guerra civil suelen formar buena pareja, aunque aquí la contienda es sólo un telón de fondo. Estamos en los primeros años del siglo, en la época de la revolución en Asturias de un pueblo explotado contra la clase acomodada que poseía el poder (mucho que ver con lo de ahora, con lo de siempre). Y en ese contexto social complejo se narra la historia de Nalo, un chaval inquieto que entra a trabajar como aprendiz de jardinero en el palacio azul de unos ricos ingenieros belgas. Desde allí es testigo privilegiado de esos años convulsos, allí se inicia en el sexo, en el conocimiento, en las vivencias; desde allí descubre la vida, la muerte.

Hay mucho de realidad y mucho de mágico. Hay dos mundos enfrentados y contradictorios, que dejan a veces un regusto amargo. Hay prosa poética y lenguaje de la tierra, habituales en este autor. Lirismo y costumbrismo comedido se alternan en las páginas de este libro. Y Asturias sigue siendo su Macondo particular.

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