domingo, 4 de septiembre de 2011

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA, DE G. GARCÍA MÁRQUEZ


Releer a García Márquez, después de un tiempo, puede tener su riesgo: el de no encontrar al gran escritor que una vez nos deslumbró. Con ese temor, con todas las reservas, ¿qué mejor que elegir esta novela insuperable? Pues bien, el riesgo merece la pena: cuando un narrador es extraordinario, lo es por los siglos de los siglos.

Un tema simple -los hechos ocurridos en un pequeño pueblo, la muerte de un hombre que todos sabían de antemano que iba a ocurrir- da para mucho. Aparecen los asuntos de la honra, el código de honor y la educación de ese pueblo, la iglesia, el alcalde cacique... Y una idea se filtra en el relato: la fatalidad, el destino trágico contra el que no hay escapatoria. Al fin los temas de Gabo resultan universales, aunque sus novelas estén ambientadas en su tierra natal y se desarrollen en un escenario local.

Aquí todo es impecable: la trama es perfecta, los diálogos y las palabras elegidas también. Es una crónica que funciona y camina como un mecanismo de precisión, incluso en los flash-back, cuando avanza y retrocede el relato en el tiempo (un tiempo breve, por otro lado: la acción apenas transcurre en un día, por tanto son horas muy detalladas). Y es un libro formalmente más sobrio y conciso que otros del autor, casi un texto periodístico, quizá para lograr esa exactitud.

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