
Delicioso librito de memorias. Película de los primeros años del autor, con algunos episodios finales de su madurez y de su peripecia en la Segunda Guerra Mundial.
El título está dedicado a los personajes más fascinantes del lugar en el que pasó su infancia, en Porto Valtravaglia (norte de Italia, frontera con Suiza). Los cuentacuentos, cómicos y fabuladores que “con su lenguaje y sus historias marcaron de forma indeleble mis futuras elecciones y mi manera de juzgar hechos y personajes fantásticos y reales”. Como su abuelo Bristín, un maestro del “contar” y del que aprendió el arte de la bufonería y de la sátira y de la fabulación y de lo grotesco que luego Fo aplicó en sus oficios de actor, director y escritor. Con el abuelo protagoniza una jornada inolvidable en la que le enseña a mirar no solo con los ojos, también con la nariz, a husmear, oler y palpar para descubrir el carácter, la personalidad, las emociones de la gente.
No será, sin duda, la autobiografía más lograda pero es muy agradable de leer, divertida y ácida a la vez, llena de humor, ironía y ternura, que bucea en territorios transitados de la infancia del autor. Un cuento más de un gran narrador popular.
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