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sábado, 11 de junio de 2011
EL CORRECTOR, DE RICARDO MENÉNDEZ SALMÓN
Vladimir (así llamado por servitud ideológica del padre) es un corrector profesional que está acabando de revisar una traducción de Dostoievski. Junto a aquel asistimos, con impotencia paralela a la suya, al eco mediático suscitado por el horror del 11-M. Ojalá, es fácil concluir, se pudiese aplicar el deleátur al caos y a la barbarie enarbolados en nombre del credo que proceda. A medida que pasan las horas y que trascienden los detalles de lo que pasa en el mundo, se desgranan las circunstancias de la vida de Vlad. Por ejemplo: ¿quién corrige al corrector?. O incluso más: la relación con el editor y con su único amigo; el amor (perdido y recuperado) que siente por Zoe; el paréntesis que supuso el nacimiento del hijo que no conoce; qué decirles a sus padres o a la panadera enferma, cuyo hijo, a su vez, cuestiona la vigencia de lo que el corrector, en otro paréntesis, tal vez en otra vida, escribió...
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Salmón escribe, como siempre, sobre el mal, sobre la culpabilidad... esos temas tan viejos como el mundo; y escribe de forma audaz, densa, dura (acaso le pierda cierta "intelectualidad" ¿no crees?)
ResponderEliminarun abrazo