martes, 28 de diciembre de 2010

LOS JUEGOS DEL HAMBRE, DE SUZANNE COLLINS



¿Cuál será el legado del hombre actual? Suzanne Collins se atreve a poner el dedo en la llaga en una trilogía dirigida al público juvenil, cuyo primer tomo es el citado en el título.

El cambio climático se ha consumado y los Estados Unidos han desaparecido para convertirse en una amalgama discreta de distritos, llamada Panem, sometidos todos con mano férrea a un Capitolio. La manera de subyugarlos es el hambre, un hambre literal, no metafórica. Y para recordar la preeminencia, dos adolescentes de cada distrito son elegidos anualmente por sorteo para participar en los Juegos del Hambre, trasunto cruel de los reality shows del presente nuestro. El ganador o ganadora será quien se mantenga vivo el último, a pesar de las trampas, traiciones o antipatías de espectadores y patrocinadores.

Katniss, una joven cazadora, se presenta voluntaria para ahorrarle sufrimientos a su hermana pequeña, y como en un Laberinto distópico, le tocará lidiar con los monstruos de la crueldad, de la traición e incluso del amor.

La acción es, permítasenos el tópico, trepidante y la narración, eficaz. No hay que pedirle más. El lector experto encontrará referencias múltiples e incluso vislumbrará la trampa y el cartón, que los hay. Pero si, trilogía o no, pese a todo lo comercial que se nos antoja, sirve para incitar a la lectura y, llegado el caso, a la reflexión ética y a la rebelión, aunque sea en el ámbito de las ideas, démonos con un canto en los dientes.

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