jueves, 17 de junio de 2010

MALETES PERDUDES, DE JORDI PUNTÍ


Los estudiosos, que de sus disciplinas, cualesquiera que sean, saben un rato, afirman que al ser humano le cautiva la ficción por una cuestión de economía. Al tener una única existencia, sólo nos queda escuchar un cuento, ver una película o leer una novela para tener acceso a otras vidas y rentabilizar la nuestra. Sin embargo, la explicación más fácil es que, sea por genética o por cultura (¡vieja polémica!), nos fascine saberlo todo de unos personajes de ficción con los que podamos empatizar. Aún más: ¡a quien no le guste fisgar en la vida del vecino, que tire la primera piedra!

Nada más fácil que conectar con el Cristòfol Delacruz de la novela de Puntí, al que vamos conociendo por los testimonios y la tozudez de sus cuatro hijos (como los cuatro palos de la baraja) de cuatro mujeres de cuatro países diferentes: Cristòfol, Christopher, Christof y Christophe. No, no se trata de una antipática declinación que hay que memorizar para el próximo examen de latín. Cuatro puntales para una narración coral e indiscriminada que deja vislumbrar una Europa que, como había profetizado Dylan, estaba cambiando.

Un estilo sencillo (que no simple), próximo a la oralidad, que glosa la peripecia vital del padre común, apenas un recuerdo de colacao y papel pintado. Una trama que destila, como quien no quiere la cosa, guiños que hacen sonreír, personajes humanos en cuanto que llenos de imperfecciones y casualidades en blanco y negro que acaban convergiendo con maestría.

Puntí se muestra eficaz y ameno, y ambas cosas en grado superlativo en un panorama en que lo uno aparentemente está reñido con lo otro. Si en vez de llamarse Jordi se llamara George o Jürgen, sus libros se venderían como churros, con fajitas rojas que albergarían comentarios tan vacíos como prescindibles. "El nuevo (pongan un autor de moda, preferentemente extranjero)". "Imprescindible (añádase el nombre de un rotativo anglosajón irrelevante)".

Una pregunta retórica para acabar: ¿por qué se ignora la literatura catalana, gallega, vasca o portuguesa, se traduzca al castellano o no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario